El reloj biológico, o ritmo circadiano, puede definirse como las variaciones rítmicas fisiológicas que se producen en nuestro organismo desencadenadas por algún cambio ambiental rítmico. Este reloj es el encargado de regular los fenómenos biológicos del organismo que se suceden en espacios regulares de tiempo. Los ritmos más conocidos y estudiados hasta hoy son los producidos por los cambios en la temperatura y la luz (ciclo de sueño y vigilia), que oscilan en períodos de 20 a 28 horas.
Del funcionamiento regular de este ritmo depende en gran parte nuestro bienestar tanto a corto como a largo plazo. Por el contrario, la alteración en la secuencia u orden del reloj biológico puede tener efectos negativos graves si se alargan en el tiempo, desde ser más susceptibles a infecciones a tener problemas digestivos, pasando por problemas de salud mental. Un ejemplo claro e ilustrativo lo tenemos en el conocido jet lag, que aparece cuando hacemos largos viajes y alteramos las horas de sueño. Fatiga, desorientación e insomnio son algunos de sus síntomas más conocidos.
Hoy os queremos hablar, no obstante, de otros efectos no tan conocidos que puede provocar la alteración tanto voluntaria como involuntaria de nuestro ritmo biológico. He aquí algunos de los que hemos destacado, entre otros muchos más:
AUMENTO DE PESO, OBESIDAD Y DIABETES
Se sabe que el reloj circadiano regula los ciclos del apetito. Según alguna literatura científica sobre el tema, una dieta con alto contenido en grasa altera el funcionamiento normal del reloj biológico y podría llevar al desarrollo de obesidad y diabetes. La alteración del ritmo normal provoca que durmamos menos y, por lo tanto, acabemos comiendo más, generándose un círculo vicioso de difícil solución.
Con respecto a la diabetes, se ha constatado que nuestro reloj interno es capaz de marcar cómo y cuándo el páncreas debe producir insulina y controlar el azúcar en la sangre. Al respecto, un trabajo llevado a cabo por investigadores de la Universidad Northwestern (Estados Unidos) identificó miles de genes en el páncreas que controlan los factores de transcripción del reloj al ritmo de la rotación diaria del planeta de día-noche.
DEBILIDAD DEL SISTEMA INMUNITARIO
La hora del día podría ser un factor importante en el riesgo de contraer una infección. El motivo es que los cambios químicos que ocurren en el organismo a lo largo del día afectan de manera directa al sistema inmunitario. La hora del día, asimismo, podría afectar a la gravedad de la propia infección. En resumen, que una infección puede ser más o menos grave según el momento del día en que la contraigamos.
La clave está en la proteína TLR9, involucrada en la inmunidad. Investigadores de la Universidad de Yale publicaron en Inmunity un estudio en el que detectaron que la cantidad de TLR9 producida y cómo ésta funciona están controlados por el reloj biológico, y que este control varía a lo largo del día. La clave: los momentos de máxima actividad de TLR9 parecen mejorar la respuesta de defensa, y viceversa.
NEURODEGENERACIÓN Y ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS
La alteración de los ritmos circadianos puede provocar una aceleración de la neurodegeneración, con la consecuencia de una merma de la función motora y la muerte prematura. También se ha relacionado con un aceleramiento del envejecimiento y con enfermedades neurológicas, como el Alzheimer y la enfermedad de Huntington. En el caso del envejecimiento, la clave es el gen SIRT1, que protege nuestro ante las enfermedades que podemos contraer a medida que envejecemos y también controla el ritmo circadiano.
DEPRESIÓN
Al menos en ratones, como indica una investigación reciente publicada en Biological Psychiatry. Este trabajo corrobora estudios anteriores que han relacionado el reloj biológico con el desarrollo de trastornos del estado de ánimo, como el trastorno bipolar y el trastorno depresivo mayor. La clave de este estudio es que se ha descubierto que la alteración del ritmo es una causa del desarrollo de este tipo de afecciones, no una consecuencia. Hasta ahora este detalle se desconocía.
RITMO CIRCADIANO COMO ALIADO
El papel clave del reloj circadiano en las infecciones lo ha convertido en diana objetivo de muchas investigaciones que tratan de optimizar los tratamientos médicos. Se ha constatado que hay horas más efectivas que otras a la hora de administrar los medicamentos, y el estudio de estos horarios óptimos podría mejorar sin duda el tratamiento de enfermedades. En este sentido, se están diseñando nuevos fármacos dirigidos al reloj biológico del organismo. Algunos ya existen, y ya se están aplicando en el tratamiento de algunas enfermedades cardiovasculares. En este sentido, se ha constatado que el mayor efecto de los medicamentos que controlan la presión arterial y el colesterol ocurre de 12 de la noche a 4 de la madrugada, por lo que se aconseja tomarlas después de cenar.
También se ha constatado que la quimioterapia para el tratamiento del cáncer puede ser más efectiva en unas horas que en otras, de modo que ya se está aplicando en la actualidad.
FUENTES | CONSUMER, ABC, CONSUMER, ALPHA GALILEO