La fructosa es lo que llamamos el “azúcar de la fruta”. Es la encargada de dar el toque dulce a este exquisito alimento, en ellas es donde se encuentra en mayor cantidad. Sin embargo, también puede encontrarse combinada con otro azúcar: la glucosa. Esta combinación forma la sacarosa (fructosa + glucosa) o, lo que es lo mismo, el azúcar común, el “azúcar de mesa”. La fructosa no siempre es bien tolerada en nuestro organismo, en ocasiones nuestro cuerpo no es capaz de absorberla o digerirla, y es lo que llamamos la intolerancia a la fructosa. Esto puede pasar por dos motivos:
1. Por un error genético que impide que el organismo digiera la fructosa y que conoce como Intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF). Nuestro cuerpo, en lugar de absorber la fructosa, genera un producto que es tóxico para el organismo. ¿Cuáles son los síntomas?
- Peso insuficiente en los bebés
- Deshidratación
- Náuseas y vómitos
- Problemas en el hígado
- Bajadas de azúcar (hipoglucemia)
- La piel se vuelve amarilla debido a un incremento de la bilirrubina.
2. Por una mala absorción de la fructosa. Esta es la causa mas habitual, se estima que afecta entre el 30% y el 60% de la población. En este caso la fructosa tampoco se digiere correctamente, pero no se genera ningún producto tóxico. ¿Cuáles son los síntomas?
- Diarreas
- Dolor abdominal
- Náuseas
- Gases
SOY INTOLERANTE, ¿Y AHORA QUÉ?
Lo primero que se debe hacer al sufrir una intolerancia a la fructosa es eliminarla por completo de la dieta. Si se sospecha de intolerancia, eliminarla igualmente para valorar una posible mejoría de los síntomas.
La fructosa no es imprescindible para vivir, por lo que puede no consumirse sin problema alguno. Sin embargo, debemos tener en cuenta que eliminar la fruta por completo (la principal fuente de fructosa) podría suponer algún tipo de carencia nutricional. Es importante, pues, saber seleccionar el resto de alimentos de tu dieta para evitar posibles efectos secundarios.
ALIMENTOS A ELIMINAR
- Frutas (ordenadas de mayor a menor cantidad): el dátil, la uva pasa, el higo, la ciruela, la uva blanca, la uva negra, la pera, la cereza, la manzana, el caqui, el arándano, el plátano, el kiwi, la sandía, la ciruela, el melón, la fresa y el fresón, la mora, la frambuesa, la naranja, la piña, el melocotón, la nectarina y el albaricoque.
- Alimentos ricos en almidón: maíz y jarabes ricos en fructosa destinados a elaborar caramelos, salsas, bebidas azucaradas y harinas de soja.
- Azúcar común
- Productos con azúcar añadido: alimentos industriales, productos de panadería y bollería, cereales de desayuno, embutidos, batidos u otros derivados lácteos aromatizados.
- Productos elaborados con fructosa (ordenados de mayor a menor cantidad): el néctar de agave, el sirope de maíz, la sacarosa o el azúcar común, la melaza y la miel.
- En menor proporción, los alimentos de origen vegetal como las verduras, las legumbres y los frutos secos.
Lee bien las etiquetas de todos los productos, ya que la fructosa se esconde en una gran cantidad de alimentos procesados. Las personas con intolerancia a la fructosa pueden consumir muy pocos alimentos procedentes de la industria alimentaria. Consulta con un especialista para determinar la mejor dieta para ti y asegurar que no te falta ningún nutriente.