¿Puede ser que haya algo de verdad en la conocida expresión: “me han roto el corazón”? Más allá de romanticismos enfermizos, la realidad es que existen algunas emociones negativas fuertes, como la depresión, la ira o el miedo, que están estrechamente relacionadas con las cardiopatías. ¿Qué pasa con los efectos más temporales que producen estados como la preocupación, la euforia o, como ocupa este artículo, el amor?
SÍNDROME DEL CORAZÓN ROTO
Recibir una mala noticia (muerte inesperada de un ser querido), sufrir un disgusto grave (una fuerte discusión) o terminar una relación con la persona más querida, puede debilitar tanto el corazón que puede llegar a sufrir los mismos síntomas que un infarto de miocardio, pero sin sus graves consecuencias. Son las consecuencias de un estrés emocional extremo, y se denomina “síndrome del corazón roto”.
Aunque es poco común morir por éste, el “síndrome del corazón roto” es una afección real. De hecho, tiene nombre “científico”: miocardiopatía de Takotsubo (por el médico japonés que la identificó por primera vez) o discinesia apical transitoria. Ocurre en respuesta al estrés emocional repentino, particularmente el dolor, y es más común en las mujeres que en los hombres. En concreto, el 90% de los afectados son mujeres en edades posmenopáusicas.
La miocardiopatía de Takotsubo puede imitar un ataque cardíaco y producir una insuficiencia cardíaca repentina. No obstante, mientras que un ataque al corazón suele deberse a un coágulo de sangre en las arterias, es probable que el síndrome del corazón roto se deba a factores hormonales y espasmos en una arteria. Cuando dicha arteria deja de convulsionar y se reanuda el flujo sanguíneo, normalmente desaparece la insuficiencia cardíaca. En otras palabras, que no existe un “fallo fisiológico” que genere el ataque y que en general se resuelve sin más complicaciones.
Los médicos pueden diagnosticar de forma incorrecta el síndrome del corazón partido como si fuera un ataque cardiaco, porque los síntomas y los resultados de las pruebas se parecen. Sin embargo, como se indica más arriba, en el síndrome no hay indicios de arterias coronarias bloqueadas y la mayoría de las personas lo sufren como consecuencia de una situación estresante extrema.
INVESTIGANDO EL PORQUÉ Y EL CÓMO
Al ser una patología relativamente nueva que en gran parte tiene un componente psicológico, en su origen todavía existen muchas incógnitas. Se han barajado muchas opciones: la implicación de las catecolaminas, que se liberan en la sangre cuando una persona está bajo estrés físico o emocional, el ya mencionado espasmo de las arterias coronarias, alteraciones de la microcirculación o aturdimiento miocárdico neurógeno. A pesar de todo ello, parece ser que ninguno de estos factores es el responsable único de que se desencadene el “síndrome del corazón roto”.
En 2007, una revisión de 14 estudios publicada en European Heart Journal arrojó datos importantes:
- La incidencia es de cerca del 2% de todos los infartos.
- Se da mayoritariamente en mujeres en menopausia.
- Tiene síntomas idénticos a los del infarto.
- Tiene un inicio en una situación de estrés emocional o físico en más de la mitad de los casos.
- El 74% de ellos presentan niveles aumentados de noradrenalina (hormona del sistema nervioso que aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco).
- La mejora de los pacientes al cabo de pocos días es espectacular y el pronóstico suele ser excelente (mortalidad del 1,1%).
En todo caso, y mientras se busca el motivo exacto de por qué aparece, un estudio publicado en la Revista Española de Cardiología indicaba que el 30% de estos casos se acompaña por algún grado de insuficiencia cardiaca, por lo que se hace necesario el buen control hospitalario de los afectados.
Fuente | Consumer, Cleveland clinic