Quizás la respuesta sorprenda a muchos. Al parecer, el ejercicio que más kilocalorías de trabajo nos demanda no es el que nos supone más esfuerzo. Se trata de un equilibrio entre la capacidad de resistir un esfuerzo físico prolongado sumada a la fuerza muscular. Este equilibrio no tiene por qué matarnos de sudor ni dejarnos por los suelos. Veamos cómo investigadores del Laboratorio de Fisiología del Esfuerzo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han llegado a esta conclusión.
Científicos de dicha universidad han conseguido estimar por primera vez el gasto energético real en distintos programas de entrenamiento tanto aeróbicos (actividades de resistencia) como anaeróbicos (actividades breves basadas en la fuerza). Los resultados del trabajo, publicados en la revista PLOS ONE, revelan que el ejercicio que combina fuerza muscular y resistencia aumenta el consumo de oxígeno y el gasto de energía.
En el estudio que realizaron, compararon tres programas de entrenamiento (todos con la misma duración e intensidad) para ver cuál de ellos requería un mayor gasto energético. Lo novedoso y sorpresivo fue que el programa de entrenamiento que más kilocalorías gastó fue el que menos esfuerzo supuso a los participantes. Los programas fueron:
- Una sesión de fuerza con máquinas de pesas
- Una sesión de fuerza muy similar, pero utilizando el llamado peso libre (barras, discos y mancuernas)
- Una tercera sesión en la que se alternaron ejercicios de fuerza en peso libre con ejercicio cardiovascular.
En concreto, la sesión de ejercicio combinado, de casi 1 h de duración, supuso un gasto medio de 259 kcal (311 kcal en hombres y 203 kcal en mujeres), frente a las 203 kcal del entrenamiento con peso libre y las 173 del entrenamiento con máquinas. Con respecto al esfuerzo realizado, los participantes puntuaron con un 7,6 de media el programa combinado, un 9 para el que utilizó el peso libre y un 8,4 para la sesión de fuerza con máquinas.
RESISTENCIA Y FUERZA MUSCULAR
Los resultados inciden en la importancia cada vez más creciente de alternar ejercicios de resistencia y de fuerza muscular, ambos relacionados con un envejecimiento más saludable. Es decir, una persona con una mejor capacidad cardiovascular o una mayor fuerza muscular tendrá muy probablemente una mejor salud en el futuro. Por ello, cada vez se recomienda más ambos tipos de ejercicio para mejorar la salud. Ambos entrenamientos también son utilizados en el tratamiento de la obesidad, patología con incidencia alarmante en los países desarrollados.
Uno de los puntos novedosos fue que los investigadores midieron las dos formas de energía que utiliza el cuerpo para moverse, tanto la energía aeróbica, que utiliza el oxígeno, como la anaeróbica, que se consigue sin necesidad de este gas. Las investigaciones hasta este momento solo habían tenido en cuenta la energía aeróbica; por tanto, no medían toda la energía gastada.
APLICACIÓN EN EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD
Según los investigadores, estos resultados tienen una prometedora aplicación práctica en personas con sobrepeso y obesidad. Para estas personas, el ejercicio físico conlleva un esfuerzo al que no suelen estar acostumbrados. Por ello, los programas de entrenamientos en personas obesas se basan en producir el mayor gasto de energía posible para maximizar la pérdida de grasa corporal.
FUENTE | SINC