Los cigarrillos electrónicos (CE) son populares dispositivos de suministro de nicotina u otras sustancias cuando son inhalados. Más allá de personas que desean dejar de fumar progresivamente, son aparatos muy a menudo dirigidos a jóvenes y madres embarazadas. A pesar de que se popularizaron hace ya varios años (aparecieron en China en el año 2003), la realidad es que aún se sabe poco acerca de cómo los químicos de los CE pudieran afectar al organismo, sobre todo a largo plazo. Aun así, el número de consumidores de este producto, a los que se conoce con el nombre de “vapeadores”, se multiplica día a día y las ventas de las empresas que los comercializan aumentan cada año.
Desde su popularización se está viviendo un ir y venir de estudios con mayor y menor solidez enfocados en dos vertientes:
- Su utilidad o no para dejar de fumar tabaco convencional.
- Los riesgos para la salud que podrían entrañar. En las últimas semanas, en diversos trabajos de investigación se han comenzado a arrojar resultados que han situado de nuevo a los CE en las portadas de algunos medios.
CÉLULAS MADRE DEL CEREBRO
En el primer estudio del que queremos hablaros, los científicos se han centrado en el posible daño de los CE sobre las células madre del cerebro, particularmente sus mitocondrias, orgánulos que mantienen la funcionalidad y la salud de las células.
El equipo de investigación, de la Universidad de California (Estados Unidos), ha descubierto que los CE producen una respuesta frente al estrés por parte de las células madre del cerebro. En su estudio, publicado en la revista Cell Press, han utilizado células madre del cerebro de ratones para identificar el mecanismo de respuesta de las células madre a la toxicidad provocada por los CE. Lo han denominado hiperfusión mitocondrial inducida por estrés (SIMH). Al parecer, este mecanismo funcionaría como una respuesta protectora de supervivencia que se desencadena por la exposición de células madre a líquidos electrónicos, aerosoles o nicotina.
Por todo ello, los expertos han recomendado a los jóvenes y mujeres embarazadas prestar especial atención al consumo de CE, pues sus cerebros se encuentran en una etapa crítica de desarrollo. No hay que olvidar que la exposición a la nicotina durante el desarrollo prenatal o adolescente puede afectar al cerebro de múltiples maneras, las cuales pueden afectar a la memoria, el aprendizaje y la cognición.
POSIBLES NEUMOPATÍAS
Por otro lado, recientemente han surgido una serie de informes publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) que han indicado la aparición de enfermedad pulmonar entre los consumidores de estos productos, fundamentalmente adolescentes y adultos jóvenes. Si bien el número de casos informados ha sido pequeño, todos ellos presentaban síntomas parecidos: tos, respiración entrecortada y dolor en el pecho. En ocasiones, tales síntomas se acompañan también de náuseas, cansancio y fiebre. Algunos casos han sido lo suficientemente graves que han requerido de hospitalización.
A raíz de estos hallazgos, la Food and Drug Administration (FDA) ha iniciado también una investigación sobre el uso de los CE, en paralelo a la de los CDC. Si bien de momento se desconoce la causa de la enfermedad, todos los casos conocidos tenían como antecedente el uso de CE o de vapeo. Asimismo, muchas de estas personas mostraban antecedentes de vapeo con productos como el tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la marihuana. Otras dijeron haber usado tanto nicotina como THC, y otras solo nicotina.
LA REALIDAD DEL CIGARRILLO ELECTRÓNICO
Más allá del ir y venir de estudios, diversas entidades españolas ya han dado su veredicto con respecto al uso de estos dispositivos. Desde la perspectiva médica y psicológica, la Asociación Española Contra el Cáncer ha emitido una valoración que puede resumirse en varios puntos:
- El hecho de el CE que no requiera combustión no es sinónimo de que no contenga sustancias potencialmente tóxicas.
- La mayoría de los CE contienen nicotina, que además de ser un tóxico cardiovascular es una sustancia altamente adictiva, con sus bien conocidos efectos negativos.
- No hay evidencias concluyentes, sobre todo a largo plazo, sobre la seguridad de su utilización.
- Los CE contaminan menos, pero también contaminan.
- Desde el punto de vista psicológico, sigue habiendo una adicción.
- El CE se ha concebido como una estrategia de reducción de daños por ser menos tóxico que el tabaco. Esto requiere delimitar muy bien las personas fumadoras que podrían beneficiarse: aquellas que no lo han logrado con las estrategias que cuentan con sobrada evidencia científica.
- No existen evidencias sólidas hasta la fecha que apoyen que el uso de CE sea una herramienta efectiva para dejar de fumar.
- Los fumadores ya no pueden fumar en determinados lugares públicos, lo cual ha ayudado a que muchas personas dejaran de hacerlo. El CE hace que muchos puedan volver a acostumbrarse a usar un sustituto del cigarro en lugares donde habían aprendido a vivir sin fumar.
En la Declaración oficial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) sobre la eficacia, seguridad y regulación de los CE, la Sociedad aboga por que los CE sean regulados como medicamentos. De esta forma se controlaría su consumo, se vigilaría el cumplimiento de estándares de calidad en su producción y distribución y se facilitaría la investigación científica y médica sobre este dispositivo.
Lo cierto es que el consumo actual indiscriminado del CE podría conllevar un peligro no solo para la salud pública, sino también para que los jóvenes se inicien al consumo del tabaco a través de él y, además, se perjudique el proceso de desnormalización del consumo de tabaco en lugares públicos. Asimismo, contribuiría a que su producción y distribución se ajustasen a los estándares de calidad y seguridad requeridos para productos de uso farmacéutico. En Estados Unidos, se ha constatado que algunos de los casos que han requerido hospitalización relacionada con el vapeo se ha debido al uso de productos procedentes del mercado negro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocía este verano que hacen falta más estudios sobre los efectos y advertía que tampoco hay evidencia clara de que sirvan para dejar de fumar.
Fuente: Redacción Médica, AECC