Adquirir hábitos saludables desde la primera infancia determinará, en gran parte, los hábitos futuros de los niños y niñas en su edad adulta. Durante esta etapa es determinante incorporar de forma natural hábitos de vida saludables que continuarán a lo largo de toda la vida. Es, pues, primordial asentar las bases de alimentación rica en nutrientes que contribuya al desarrollo sano y adecuado de cada niño o niña.
Cada etapa del crecimiento del niño o niña consta de necesidades especificas de nutrientes o texturas, lo que requiere especial atención a la hora de llenar la cesta de la compra. Las etapas de dividen en tres: de 0 a 3 años, de 3 a 12 años y de 12 a 18 años. A partir de los 18 años ya se considera un adulto y los requerimientos nutricionales son los mismos.
ALIMENTACIÓN INFANTIL DE 0 A 3 AÑOS
- Etapa de gran crecimiento físico y con un importante desarrollo psicomotor.
- La alimentación debe proporcionar energía suficiente para cubrir las mayores demandas relacionadas con el crecimiento físico y cognitivo del niño o la niña.
- La leche materna, o en su defecto las leches de crecimiento, cubren estas necesidades de los primeros meses de vida.
- A partir de los 6 meses deben empezar a introducirse los primeros alimentos con el fin de aumentar la energía que el cuerpo del bebé pide cada día que pasa.
- Es importante establecer una buena relación con la comida desde el primer momento. Es por ello que la paciencia y el tiempo dedicados al pequeño o pequeña durante sus comidas resulta esencial.
- Es muy importante introducir los alimentos según indique tu profesional de referencia, pero hacerlo siempre de manera muy lenta. Insistir durante un mínimo de 4 días con el alimento nuevo hasta empezar a introducir el siguiente. Muchas alergias e intolerancias se deben a una rápida introducción de los alimentos.
ALIMENTACIÓN INFANTIL DE 3 A 12 AÑOS
- Etapa de máximo desarrollo físico e intelectual. Los niños y niñas no paran de moverse, jugar y aprender.
- La alimentación desempeña un papel determinante para poder cubrir todas las necesidades energéticas y de nutrientes que necesitan los niños y niñas en esta etapa.
- Es recomendable repartir los alimentos en cinco comidas al día: tres principales (desayuno, comida y cena) y dos menores (una a media mañana y otra a media tarde).
- Es recomendable desayunar en casa antes de ir a la escuela. El primer desayuno debe ser más importante que el de la escuela.
- La comida debe ser la ingesta más importante del día en cuanto a cantidad y variedad. Debe estar compuesta por cuatro o cinco de los grupos de alimentos principales, es decir, farináceos, verduras, frutas, grasas saludables y proteínas.
- Es recomendable evitar pastas y bollería para la merienda, fruta fresca o un bocadillo serían buenas opciones. Beber agua para acompañar la merienda y no abusar de zumos comerciales y otras bebidas azucaradas.
- En la cena deben consumirse los mismos grupos de alimentos que en la comida, pero en menor cantidad.
- Las raciones deben ir acorde con las necesidades de la edad y con el apetito del menor.
- En necesaria una buena planificación de los menús diarios ya que las necesidades de los niños y las niñas requieren variedad en la dieta y la ingesta de todos los principales grupos de alimentos: hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas y minerales.
- En esta etapa, los menores toman más control sobre lo que comen, empiezan a poder escoger. Es pues muy importante llevar a cabo una dieta saludable y variada con abundante cantidad de verduras y frutas.
ALIMENTACIÓN INFANTIL DE 12 A 18 AÑOS
- La temida y amada adolescencia, una época de cambios a nivel físico, psicológico y sexual.
- Todos estos cambios están relacionados directamente con la nutrición, por lo que una alimentación correcta y equilibrada dará como resultado un adulto sano.
- Ahora los requerimientos de energía diaria, calorías, y nutrientes son mucho mayores.
- Aumentan las necesidades de calcio y fósforo para un correcto desarrollo óseo. Recordemos que los lácteos no son la única fuente de estos minerales, debemos aumentar la ingesta de legumbres, cereales integrales, verduras y frutos secos.
- Aumentan las necesidades de hierro, vitamina A, vitamina D, vitamina C y ácido fólico relacionados con el crecimiento. Presentes en las proteínas de origen animal, las de origen vegetal, cereales integrales, semillas, frutos secos y frutas y verduras.