El microondas es uno de los electrodomésticos más utilizados en los hogares de todo el mundo. Juega un importante papel a la hora de preparar o de calentar nuestra comida y para muchos resulta imprescindible en su día a día. Pero, ¿es realmente tan seguro como dicen? Como siempre, nos encontramos delante de una diversidad de opiniones: los que aseguran que no hay peligro alguno con su uso y los que aseguran que sí existen evidencias sobre un impacto negativo para la salud. Bajo nuestro punto de vista, el uso de “micro-ondas” para calentar o cocinar no deja de ser un foco de radiación hacia los alimentos, lo que no puede traer nada bueno…
LAS MICROONDAS ALTERAN LA COMPOSICIÓN DE LOS ALIMENTOS
Calentar o cocinar alimentos en el microondas puede alterar de manera significativa los nutrientes presentes, en forma de pérdida de los mismos. Se estima que dicha pérdida puede llegar al 75%. Los compuestos flavonoides, potentes antioxidantes y antiinflamatorios naturales, son los mas afectados y su pérdida es inmediata. También algunas vitaminas como la B12 o las enzimas presentes en la leche materna. Si bien es cierto que cualquier método de calentamiento o cocción altera de una manera u otra los alimentos, el uso de métodos de calentamiento muy rápidos, como el caso de los microondas, destruyen una mayor cantidad de enzimas y nutrientes que cuando se calientan de manera lenta. Se apunta también que este tipo de ondas no dejan de emitir una radiación hacia los alimentos, lo que provoca un aumento de los radicales libres que actúan como cancerígenos e inmunosupresores en nuestro cuerpo. Debido a ello, nuestro sistema inmunitario se debilita y somos mucho más susceptibles a enfermar.
LA COMIDA PIERDE SU VALOR Y SE DESHIDRATA
Acertar con el tiempo y la potencia a la hora de calentar o descongelar un alimento en el microondas es como una lotería. La mayoría de las veces sacamos el alimento medio cocido o caliente de una parte y frío de la otra. Y es que los alimentos no se calientan de manera uniforme y, además, se deshidratan. Las moléculas de agua reaccionan con más fuerza al calor de las ondas electromagnéticas, lo que provoca que se evapore el agua contenida en la comida y se deshidrate. Sacamos un alimento seco y duro, sin textura ni jugosidad. Como consecuencia de ello se pierde también el sabor, ya que, además del agua, algunos compuestos químicos se evaporan y los alimentos pierden su sabor original.
EFECTOS EN NUESTRO CUERPO
El investigador William P. Koop publicó en su articulo Diez razones para deshacerse de su horno-microondas los resultados de un exhaustivo estudio acerca de la inocuidad o peligrosidad de estos electrodomésticos. Según el experto, además de lo ya comentado más arriba:
- El uso repetido del microondas puede resultar letal para nuestra salud cerebral. Comer a diario comida o bebidas calentadas o cocinadas en el microondas causa un daño cerebral permanente a largo plazo debido a pequeños cortocircuitos en el cerebro ocasionados por las radiaciones de las micro ondas.
- El cuerpo no esta preparado ni diseñado para metabolizar los productos residuales que se crean durante el calentamiento de los alimentos.
- El uso de microondas actúa como disruptor endocrino, es decir, que altera las hormonas de nuestro organismo ocasionando una gran variedad de enfermedades.
No hay duda de que es el electrodoméstico más útil, práctico, fácil de usar y rápido, pero… ¿Estamos arriesgando nuestra salud usándolo?
El microondas es un electrodoméstico muy fácil de usar y rápido, que en pocos minutos nos proporciona lista la comida. Pero, ¿cómo funciona exactamente?
Cada microondas tiene un megatrón, un tubo que convierte la energía eléctrica en microondas de radio de alta frecuencia. Estas ondas son absorbidas por los alimentos y provocan una agitación de las moléculas presentes en los alimentos, lo que provoca la deshidratación, la destrucción y el daño de importantes nutrientes como los aminoácidos, las vitaminas o los enzimas, volviéndolos tóxicos para el organismo.