Salud entre líneas Behind the scene 
Todos hemos compartido nuestros logros con nuestros amigos alguna vez en la vida, desde el capricho de habernos comprado un nuevo iphone hasta jactarnos sobre el talento de nuestros hijos, entre toda la variedad de cosas que pueden hacer que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos. La realidad es que nos sentimos bien cuando compartimos nuestros éxitos o los éxitos de aquellos a quienes amamos. De hecho, un artículo publicado en 2012 por dos neurocientíficos de Harvard aseguraba que hablar de nosotros mismos nos da el mismo tipo de placer que obtenemos del sexo o la comida.
A la vez que nos gusta alardear de aquello que nos sale bien, no queremos quedar como fanfarrones. Por este motivo, muchas veces hacemos uso de la denominada “falsa modestia”. Pues no lo hagamos tanto, porque puede molestar incluso más que ser sincero y decir directamente: “las cosas me van bien”. Lo asegura un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de las universidades de North Carolina y de Massachusetts y publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology.
¿POR QUÉ SOMOS FALSOS MODESTOS?
Alardeamos, humildemente o no, porque queremos sentirnos valorados e importantes, y queremos que otros nos digan cuán impresionados están con nuestros logros. Y cuando el mundo real no aporta suficientes elogios, algunas personas lo llevan al virtual. De hecho, el soporte digital ha dejado volar la falsa modestia.
Las redes sociales van llenas de frases del tipo: “No me creo que mi libro haya vendido tanto. Gracias a todos”, o “Dios, se me ha derramado una copa de vino en mi nuevo contrato de trabajo. #vidadificil”.
Pero presumir es un asunto complicado. En el mundo real, podemos ver cómo las personas reaccionan a una pedantería. En las redes sociales, sin interacción cara a cara, no tenemos la ventaja de las señales sociales que las personas nos brindan (una mirada distante o fija) que nos digan: “tío/a, te estás pasando”.
Pero cuando se trata de redes sociales, tratamos neutralizar la imagen potencial de uno mismo (egocentrismo o narcisismo) minimizando la “fanfarronada” con un comentario autodestructivo, esperando que los contactos no la detecten y no se ofendan. En el fondo, no se trata más que de nervios hacia la percepción que puedan tener otros acerca de nosotros, y, según los investigadores, nos sentimos más relajados cuando mostramos cosas menos positivas. Como si la normalidad fuera que las cosas salgan mal…
¿POR QUÉ NOS MOLESTA LA FALSA MODESTIA?
Las redes sociales son, como indican los científicos del estudio, “confesionarios modernos” donde las personas pueden conocer las mejores partes de nuestras vidas y, en algunos casos, hasta el último bache en el camino.
Pero la falsa modestia se nota. Y al final no es más que un disfraz para alardear abiertamente. Es esta “deshonestidad” lo que molesta a la gente. Y cuánto más frecuentemente lo hagas, más desconfianza generarás.
Con base en estas conclusiones, los expertos indican que, si vas a alardear, lo hagas, pero de forma honesta, pues la gente que te quiere seguro lo celebrará contigo. Habla en positivo y mantente firme en el logro, sin añadir nada negativo. ¡Siéntete orgulloso de ti y permítete el momento!
Fuente | New Scientist
