Si bien ciertos niveles de estrés pueden ser incluso positivos, el estrés a largo plazo es un generador de problemas potencialmente graves. Conocerlos nos puede ayudar a ser conscientes de la necesidad de tratar el problema de raíz. Veamos algunas maneras de cómo puede afectarnos el estrés.
1. AUMENTA LAS PROBABILIDADES DE OBESIDAD Y SOBREPESO
Los expertos afirman que es una relación recíproca: padecer obesidad genera estrés y el estrés, según muestran los estudios, también fomenta directamente la obesidad. Es importante remarcar que la relación acontece especialmente importante en situaciones de estrés crónico. El motivo estaría relacionado con la hormona cortisol, la hormona del estrés. La exposición a largo plazo a esta hormona, según algunas investigaciones, estaría vinculada con mayores perímetros abdominales, peso e índice de masa corporal.
Algunas investigaciones también han constatado que el estrés de los progenitores también puede fomentar la obesidad en los hijos. En estudio de la revista Pediatrics concluía que los niños consumen más comida rápida con progenitores estresados.
2. ELEVA LAS PROBABILIDADES DE PÉRDIDA DE CABELLO
Hay muchas razones por las que puede perderse el pelo, pero se ha constatado que el estrés es uno de los principales motivos de alopecia sin causa conocida. Cuando alguien se encuentra bajo estrés, el pelo puede entrar en fase telógena, es decir, de pérdida. Esto es un problema habitual en personas que llevan más de 3 meses bajo estrés. Después de la pérdida inicial de cabello, éste suele volver a crecer en de 6 a 9 meses
3. PUEDE PROVOCAR SÍNTOMAS DEPRESIVOS Y DEPRESIÓN
El estrés y la depresión son padecimientos distintos pero íntimamente relacionados. Cuando el estrés se mantiene en el tiempo, puede llegar a desembocar en una depresión, como se ha indicado en diversos trabajos científicos.
Investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos) descubrieron en 2013 (el trabajo fue publicado en Nature) el mecanismo molecular que explicaría esta relación. Antes de llegar a una situación crónica, el estrés provoca un aumento de la secreción del neurotransmisor CRH, que a su vez provoca la liberación de dopamina, asociada con el sistema cerebral del placer. Cuando el estrés se vuelve crónico, no se libera más dopamina, lo que puede conducir a depresión.
4. REDUCE EL DESEO SEXUAL
El estrés puede explicar muchos casos de inapetencia sexual. Cuando se acumula tensión, se produce un bloqueo en todos los ámbitos, incluido el sexual. Así pues, el estrés influye en el deseo sexual. Es decir, en las ganas de sexo. Y de nuevo nos encontramos, entre otros motivos, con el cortisol. Los elevados niveles de cortisol producidos por la presencia de estrés reprimen la mayoría de las funciones orgánicas, incluyendo las funciones sexuales y reproductivas.
5. PROVOCA MENSTRUACIONES IRREGULARES
Una de las causas más comunes de períodos menstruales irregulares es la que está relacionada con el estrés, la ansiedad o los problemas emocionales. El cortisol liberado en el estrés tiene un impacto directo en la cantidad de estrógeno y progesterona (dos hormonas sexuales) del cuerpo. El exceso de cortisol puede modificar el tiempo y el flujo del ciclo menstrual.
Asimismo, cuando hay un alto nivel de estrés, se altera el tipo de liberación de la hormona gonadotropina, que en lugar de liberarse poco a poco, se libera de manera continua. Esto inhibe la secreción de las hormonas foliculoestimulante y lutropina, por lo que se altera todo el ciclo menstrual.
6. AUMENTA LAS PROBABILIDADES DE CARDIOPATÍAS
El estrés a largo plazo nos hace más propensos a hacer cosas que son malas para el corazón, tales como fumar, beber demasiado o comer alimentos ricos en grasa, azúcar y sal. Todo ello son factores de riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el corazón. Incluso por sí solo, el estrés constante puede estresar al corazón por un aumento de la presión arterial, la inflamación del cuerpo, el aumento del colesterol o por un latido arrítmico.
7. EMPEORA LA CALIDAD DEL SUEÑO
El estrés a largo plazo genera ansiedad, síntomas depresivos, miedo, tensiones, imaginación de problemas que pueden o no ser verdaderos, etc. Todo lo anterior nos lleva a un círculo vicioso que se inicia porque el estrés no nos deja conciliar el sueño o éste es de muy poca calidad. A consecuencia de ello, uno se despiertas agotado, nervioso y con pocas fuerzas. La noche siguiente se está más estresado, ansioso y con miedo que la anterior, y de nuevo se tienen problemas para dormir. Y esto se va repitiendo.
8. PUEDE PROVOCAR ESTERILIDAD
El estrés psicológico es perjudicial para el esperma y la calidad del semen, lo que afecta su concentración, apariencia y capacidad para fecundar un óvulo, según un estudio llevado a cabo por investigadores del Columbia University’s Mailman School of Public Health.
Si bien no se ha comprendido del todo cómo el estrés puede afectar la calidad del semen, se sospecha que podría haber una relación con el aumento de la liberación de unas hormonas denominadas glucocorticoides, que a su vez podrían reducir los niveles de testosterona y la producción de esperma. Otra posibilidad se encuentra en el estrés oxidativo provocado por el estrés, que se ha demostrado que afecta la calidad del semen y la fertilidad.
9. INCREMENTA EL ACNÉ
El aumento de los niveles de cortisol por el estrés provoca, a su vez, un aumento en la producción de aceites, que puede conducir a pieles grasas, acné y otros problemas relacionados con la piel. Incluso las personas sin acné pueden desarrollar acné temporal relacionado con el estrés debido al aumento de la producción de aceite.
10. PUEDE AFECTAR A LAS UÑAS
Las uñas no son inmunes a mostrar signos externos del estrés, y algunas personas desarrollan el hábito nervioso de mordérselas cuando se sienten estresadas. Otro hábito que relaciona estrés y uñas es la gente que se frota los dedos sobre la uña del pulgar, lo que puede crear una cresta en dicha uña. Este roce causa una distorsión de la placa ungueal y, cuando la uña crece, se forma una cresta elevada en el centro de la uña. Además, el estrés físico o emocional puede causar que aparezcan líneas horizontales y blancas. Las uñas frágiles y peladas también son un efecto secundario habitual.
Fuentes | SEDCA, American Academy of Dermatology, Consumer